EL CORREO: Iñigo Linaje
«En mi poesía hay una necesidad de dar testimonio»
La reconocida autora presenta este miércoles a las 19.00 horas en la librería Mara-Mara 'Son nueve, los pájaros', una obra miscelánea que se mueve entre la iluminación poética, la filosofía y el ensayo
«No sé cuánto de mí perdurará aquí, para nadie. Ojalá transmita la alegría de aquellos a quienes la luz no ha cegado, las huellas de quienes saben disfrutar en la oscuridad de la luz del amanecer y, encarnándose, disfrutan de la libertad». Esta reflexión sirve de prólogo a un nuevo libro, a un nuevo viaje que comenzó hace cuarenta años y que este verano lleva a su autora a distintas ciudades: Barcelona, Logroño, Toledo, Donostia, Vitoria (20 de septiembre a las 19.00 horas en la librería Mara-Mara). Y, también, por supuesto, a un buen número de lectores.
La escritora Tere Irastortza (Zaldivia, 1961) es una de las voces más notables de la poesía vasca contemporánea. Ha publicado más de una docena de libros y sus versos se han vertido del euskera a varios idiomas. Sin embargo, la autora no llega con un nuevo poemario bajo el brazo, sino con 'Son nueve, los pájaros', una obra miscelánea que se mueve entre la iluminación poética, la filosofía y el ensayo, y en la que hay una preocupación constante por el lenguaje, por el origen de las palabras. El libro, publicado originalmente en 2017, ve la luz ahora en castellano gracias a la traducción que ha hecho ella misma, mano a mano, con Felipe Juaristi.
– ¿Cómo surgió la idea de escribir este libro y por qué?
– Llevaba desde 2010 hasta 2017 sin parar de escribir poesía, y llegó un momento en el que no encontraba nuevos caminos. Entonces pensé en revisar mis cuadernos, en los que – además de poemas– hago anotaciones diversas, y transcribirlos. Quería escribir algo fragmentario. El ensayo actual tiende a sistematizar y yo quería hacer lo contrario: desestructurar el pensamiento. Y, a la vez, romper las estructuras ideológicas y llegar a los márgenes del pensamiento que actúan en el idioma.
– 'Son nueve, los pájaros' es un libro en el que conviven desde los aforismos y las notas de lectura hasta la lingüística y las anotaciones de diario. ¿Cabe todo en él?
– En este libro cabe todo aquello que pueda dar testimonio del ser humano como ser originario y sucesor de algo. Intento buscar siempre lo que perdura de lo antiguo. Y sí, en el libro hay un homenaje a los diccionarios, de los que soy una gran lectora, en especial del María Moliner.
Irastortza dice que, más allá de la poesía, siempre le ha interesado la literatura que trasciende géneros y se sitúa en los márgenes. Y cita a Ramón Andrés y a Joseba Sarrionaindia como referentes. Su nuevo libro se mueve entre esos márgenes y aglutina un sinfín de temáticas a través de sus treinta y tres apartados. Así, el amor o el paso del tiempo se mezclan deliberadamente con reflexiones en torno a la identidad, la muerte, la política o la historia. Y, a la vez, con una serie de voces femeninas (Virginia Woolf, María Zambrano, Hannah Arendt) cuya relectura suscita en ella pensamientos que se acercan al proverbio. 'Son nueve, los pájaros' se inscribe en la tradición de los 'cuadernos de escritor' – en esos 'cahiers' que llevaban consigo Benjamin o Camus– y guarda semejanzas con diarios líricos de poetas como César Simón o Chantal Maillard.
– ¿Ha llevado alguna vez un diario como tal?
– Llevo un cuaderno en el que escribo todos los días. (La escritora extrae de su bolso un cuaderno de cuero y muestra decenas de páginas llenas de anotaciones y dibujos a lápiz). Pero no es un diario como tal. En realidad, es un dietario, a la manera de Josep Pla.
– Su libro reivindica el euskera, el papel de la mujer en las sociedades modernas y la poesía como forma de conocimiento.
– En mi poesía hay una necesidad de dar testimonio. Los sentimientos son universales y creo que tenemos que dar testimonio de ellos. A mí me gusta mucho el concepto de 'ser testigo': ser testigo de algo y registrarlo. Y sí, claro, en todo eso hay una reivindicación de la mujer y de la lengua.
– Los últimos apartados del libro tienen un evidente calado existencial. Escribe: «Miedo al futuro en soledad; el porvenir espanta si no se ensarta en el futuro la utopía que resuelva las carencias». ¿Qué ve en el porvenir? ¿Qué le da miedo?
– Creo que estamos construyendo una sociedad sin futuro, en la que todo se rige por prestaciones económicas. Y cuanto más virtuales son las relaciones interpersonales, más superficiales somos…Lo que de verdad me asusta es una sociedad ansiosa por el presente.
Precisamente por eso, y por la crítica que hay en su libro a ciertos aspectos de la modernidad, la poeta guipuzcoana confiesa que el trabajo con el que más disfruta es la educación: «Llevo 25 años dando clases en un instituto y he trabajado en la UNED. Durante mucho tiempo he desarrollado una labor muy definida, que me ha permitido escribir y publicar con regularidad». Y es que Tere Irastortza, finalista (en dos ocasiones) del Premio de la Crítica y presidenta de la Asociación de Escritores Vascos, ve la realidad con optimismo y entusiasmo, con la misma vehemencia apasionada con la que se dirige a su interlocutor. No hay lugar para el desaliento en sus versos, por tanto; tampoco en estos cuadernos que – a buen seguro– harán reflexionar a sus lectores. Ella misma lo dice en una de sus notas: «Una puerta que limita la realidad apunta un camino».